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miércoles, 22 de julio de 2015

blogs.elpais.com: Ali Lmrabet, sin papeles

Por:  21 de julio de 2015
Jordi Armadans, Jordi Calvo y Josep Maria Royo
El periodista marroquí Ali Lmrabet se encuentra en huelga de hambre frente a la sede de Naciones Unidas en Ginebra desde hace más de tres semanas. Este periodista, que participó como invitado en la 29ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, ha decidido protestar para reclamar no un favor, sino un derecho del que nadie en Marruecos o en cualquier otro lugar puede ser privado. En abril finalizó la prohibición de 10 años para ejercer el periodismo en Marruecos por motivos políticos, y cuando ha ido a renovar el DNI para hacerse el nuevo pasaporte se lo han negado para evitar que vuelva a abrir los semanarios que le cerraron en 2003.

Debe recordarse que Ali Lmrabet ha tenido un papel relevante en el desarrollo de una prensa crítica e independiente en Marruecos. Ha sido identificado por Reporteros sin Fronteras como uno de los 100 héroes de la información y ha obtenido una docena de prestigiosos premios internacionales. A lo largo de los últimos años, las autoridades marroquíes han intentado por diversos medios impedir el desarrollo de su trabajo, tal y como muestran las diferentes condenas que ha sufrido desde el año 2000. Destaca por su severidad sin precedentes la condena a cuatro años de prisión incondicional de 21 de mayo de 2003, que fue acompañada de la prohibición de los dos semanarios satíricos que dirigía: Demain Magazine y Duman. Fue finalmente liberado gracias a una enorme movilización internacional.

Este periodista tuvo la honradez de declarar a una publicación de su país en 2005 que los refugiados saharauis de los campos de refugiados de Tindouf, en Argelia son, efectivamente, refugiados reconocidos por la ONU, y no " secuestrados por el Frente Polisario" como clama la propaganda oficial marroquí. Por ello fue condenado en 2005 a diez años de inhabilitación de ejercer en Marruecos el oficio de periodista. Durante estos diez años no tuvo derecho a escribir ni una sola línea en la prensa de su país, ni a dar su opinión en las ondas de una radio o a aparecer en la televisión. En este tiempo ha publicado libros, fue columnista de diferentes medios y se ha movido intensamente por foros internacionales de derechos humanos, donde ha recibido algunos premios y reconocimientos.

Por todo ello, Ali Lmrabet tuvo que optar por la información en la red y en 2011 lanzó unapublicación electrónica, Demainonline. El 11 de abril de 2015 finalizó la prohibición que durante una década ha alejado a Ali Lmrabet de la prensa en su país, y creyó que podría relanzar por fin sus semanarios. Pero desde el 20 de abril las autoridades marroquíes se niegan a renovarle sus documentos de identidad.

Estos hechos constituyen una violación gravísima de la libertad de expresión en Marruecos y una muestra más de las agresiones que ha sufrido la prensa independiente en el curso de los últimos años. Marruecos ocupa el puesto 130 (entre 180 países) en la Clasificación Mundial de la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras 2015, que considera que la libertad de información continúa enfrentando importantes obstáculos en los textos y en la práctica.

Numerosas voces se están solidarizando con su caso, el Parlamento Catalán y el Congreso de Diputados español han aprobado sendas declaraciones de apoyo a Ali Lmrabet y el ayuntamiento de Ginebra ha dirigido una carta al Rey de Marruecos.  Más de 100 personalidades marroquíes han solicitado a las autoridades que cesen todas las formas de acoso contra él y que goce de todos sus derechos civiles y políticos como ciudadano marroquí, e incluso hay activa una petición internacional a las autoridades marroquíes para que permitan a Ali Lmrabet la renovación de sus documentos de identidad. Si Marruecos pretende avanzar en el fortalecimiento de su democracia, tiene que entender que poner trabas a la libertad de expresión va en la dirección contraria y acaba sentando las bases de la intolerancia y el autoritarismo.

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